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El problema se da porque la Dirección General de Aviación Civil (DGAC) exige a la empresa operadora del aeropuerto, Coriport, dar los planos con todos los detalles de la construcción, para lo cual la firma aún no tiene fecha.
En tanto se resuelve la disputa, la nueva terminal está cerrada .
Aviación reconoce que las instalaciones están terminadas, pero existen “inconformidades” que debe solventar la compañía antes de permitir su uso.
Esas “inconformidades” hacen referencia a documentos que deben presentar antes de hacer la recepción definitiva de la obra de dos pisos levantada en un terreno de 72.000 metros cuadrados.
Francisco Cordero, gerente del aeropuerto por parte de Coriport, dijo que la DGAC pidió los documentos la semana anterior.
“Los documentos no se refieren a las obras. Es documentación relativa a los planos de lo construido. La terminal está completamente lista para operar”.
La otra exigencia es una acera que una el nuevo edificio con el parqueo de la terminal vieja. Eso, aseguró Cordero, no estaba incluido en el contrato. Él no adelantó plazos para el cumplimiento de ambos requisitos.
Luis Carlos Araya, viceministro de Transporte Aéreo, afirmó que la apertura dependerá de la respuesta de la empresa concesionaria a las “inconformidades”.
Esta terminal debió entrar en operaciones en abril, pero se dio un atraso porque el concesionario no tenía listos equipos como ascensores o escaleras eléctricas. Por ese atraso, el Consejo Nacional de Concesiones debe cobrar una multa diaria de $3.300, que ya se acerca a los $600.000.
A la fecha, sin embargo, no ha hecho efectivo el cobro.